La constitución de una empresa es un paso básico para toda persona que desea formalizar su negocio y proteger su patrimonio personal.
Si ya consideras que llegó la hora de dejar la informalidad atrás. Este artículo es para ti.
Lo primero que debes hacer, es definir que estructura jurídica adoptará tu empresa. Y acá me pondré nos pondremos un poco profundos. Cuando estas apostándolo todo, las formas importan, pero el fondo aún más.
Respecto al tipo social, tienes figuras en donde podrás actuar solo como una SpA o una EIRL, aunque no es la mejor figura. Hasta opciones que requieren de un socio para formar una Sociedad de Responsabilidad Limitada o SRL.
Recuerda que una empresa no se crea por formato y si estás comprometiendo el patrimonio familiar, vale la pena tomar resguardos desde el inicio y dejarte asesorar por un buen abogado. No cometas el error que comenten muchos, armando sociedades lego y parte haciendo las cosas bien desde un inicio.
Cuando hablamos de fondo, nos referimos a la forma de regular los pactos sociales, las condiciones de salida, reparto de utilidades y pérdidas, las formas de resolver las controversias, de operar los poderes, de actuar ante los bancos, firmar contratos y en definitiva de obligar a la sociedad. Como trata el viejo consejo es mejor ponerse rojo una vez y rayar la cancha desde un inicio para evitar problemas futuros.
Hecha esta nota al margen. Continuemos con la explicación.
Constituida la forma jurídica, se activa lo que se conoce como “Ciclo de vida del contribuyente”. Esto parte obteniendo el rut ante el SII y casi en paralelo se tramita el inicio de actividades y la lección del régimen tributario o si lo prefiere en simple, elegir la forma en cómo le pagarás los impuestos al Fisco y los beneficios tributarios a los cuales podrás acceder.
Posteriormente y verificada tu actividad, el SII te permitirá facturar y deberás cumplir con todas las obligaciones accesorias que implica la formalización de actividades.
Tal vez puedas estar pensando, que enredado es todo esto, prefiero delegarlo en un contador.
Te entiendo y es una crítica compartida al sistema que debe tender a la simplicidad. Pero también es cierto que nadie cuidara tu negocio mejor que tú.
Recuerda siempre, las obligaciones en materia tributaria, no se delegan y el responsable final siempre será el contribuyente y no el asesor.
Con estos simples consejos, podrás partir con buen pie y comenzar más seguro con tus negocios.
¿Por qué formalizar un negocio?
Si bien existe una arista legal y de sanción al mantener un negocio en negro. Mejor nos centraremos en indicar los beneficios, muchas veces desconocidos.
Beneficios financieros de formalizar tu negocio
- Separar tus finanzas personales de tus negocios.
- Bancarizar tu Pyme.
- Acceder a programas de fomento, certificación y formación.
- Acceder a programas de fomento, certificación y formación.
- Sumar más clientes al poder facturar o emitir boletas.
- Acceder a nuevas oportunidades comerciales vendiendo a través de un market place o formando parte de comunidades, alianzas o asociaciones.
Beneficios tributarios de formalizar tu negocio
- Podrás acceder a utilizar los créditos de tus compras.
- Llevar contabilidad que te permitirá ser leído por los bancos.
- Aprovechar otros beneficios tributarios.
Como puedes ver, la formalización legal y tributaria de una empresa no es una tarea tan complicada. En Fundación Contribuye tenemos el compromiso de acompañarte en todas las fases de tu negocio aportando contenido y orientación útil a tu actividad.
Hasta pronto.
